Yo no te olvidare.
Nunca. Y lo digo entre fotos y cartas, aunque tu rostro comience a desvanecerse entre las sombras y se convierta en no mucho más que simples recuerdos. Mientras mi mano sostiene fuertemente el picaporte de la puerta con un terror y una alegría absoluta.
Nunca. Y lo digo entre fotos y cartas, aunque tu rostro comience a desvanecerse entre las sombras y se convierta en no mucho más que simples recuerdos. Mientras mi mano sostiene fuertemente el picaporte de la puerta con un terror y una alegría absoluta.
No me olvides.
Lloro a medida que la puerta se abre y se marchan contigo los sueños construidos juntos. Ya no somos niños y vas desapareciendo en tu propio camino hacia los fines de tu misma vida, hacia tu futuro. Y la sangre salvaje de nuestra juventud late debajo de cada partícula de piel.
Acuérdate de mi.
Aunque las distancias y el paso del tiempo nos alejen más en esta tierra, y nos acerquen al final mundial de nuestra vida compartida.
Tengo que decirte algo.
Todas las palabras que yo nunca dije, todas las veces que mantuve mi boca cerrada, quisiera decirte cuánto te amo. Estas palabras estúpidas, estúpida yo con patéticos intentos de decir exactamente eso.
Adiós.
Me gritas mientras te vas alejando, con los hombros ligeramente encorvados porque llevas demasiado peso en la mochila de la vida para la edad que tienes.
Me gritas mientras te vas alejando, con los hombros ligeramente encorvados porque llevas demasiado peso en la mochila de la vida para la edad que tienes.